Vale la pena hacer ciertas preguntas, en especial a nuestros rectores locales, y si en este preguntar podría tal vez revelarse algo de su comprensión de mundo en materia educativa y escolar.
Repasemos un poco para entender en qué estamos.
Recordemos pues que la municipalización de la educación fue promovida en dictadura en los años ochenta como el traslado de la administración escolar, de un Estado Docente a una educación municipalizada, principalmente otorgada a los administradores de turno (alcaldes designados autoritariamente). Entre los muchos efectos, de esta municipalización fueron el debilitamiento de la educación pública, el Estado como garante de la libre competencia, la educación como bien de consumo, la responsabilidad de los privados comerciantes en la promoción educativa, el mercantilismo neoliberal como rector de la educación y la descentralización educativa en manos de alcaldes o administradores municipales algunos ignorantes o abiertamente despreciando el verdadero sentido de la educación.
Los efectos fueron rotundos y permeó totalmente a la educación chilena. La educación como bien de consumo aparejó inmediatamente los efectos secundarios pero tan perjudiciales del sistema como individualismo, competitividad, utilitarismo, mercantilización de alumnos intercambiables y numeraciones calificativas en el rendimiento y competencia entre docentes que atravesó toda nuestra estructura y obviamente también la casablanquina.
Prueba de ello el debilitamiento de la educación pública local, disminución de la matricula municipal, cierre de escuelas rurales, fragmentación del sistema escolar local, desvinculación con el medio y su localidad, aislamiento de las escuelas como meros instruccionales, promotores de una masa laboral precaria, invisibilidad de la escolarización temprana e inarticulada con el sistema formal y centralización en lo urbano. Y esto ya no es historia, el modelo educativo de los años ochenta ha sido profundizado y actualmente fuera de todo contexto sigue funcionando a contratuerca de una realidad social y medioambiental que exige cambios. Casablanca ha perdido su vinculación con las escuelas, han dejado de ser agentes activos de socialización y de impacto territorial. El perfil neoliberal, mercantilista promovido por esta ha administración han terminado por arrinconar y jibarizar la acción comunitaria de nuestras escuelas. Recuerden ustedes que han ido extinguiendo las escuelas rurales, y la zona urbana la gestión educativa ha fragmentado no sólo la educación pública, subvencionada y particular, sino los mismos colegios municipales se han separado en islas incomunicadas entre sí.
Los hechos nos demuestran el perfil de la educación actual en Casablanca en manos de un Municipio que se perfila como simples administradores de un modelo fracasado y altamente cuestionado. Y digo cuestionado transversalmente por más de un 80%. La mirada actual del municipio es comprender la educación como un bien de consumo; a nuestros alumnos como mercancías intercambiables; nuestras escuelas como formadoras de mano de obra barata; la actividad escolar como promotora de la competencia e individualismo; en relación a la sociabilidad desvinculada del medio y separadas de las otras comunidades escolares (cada escuela vive lo suyo) reduciendo la idea de comunidad y debilitando al individuo en su potencia ciudadana.
Casablanca necesita un cambio urgente. Otro modelo educativo.
Si las cosas van de este modo vale la pena preguntarse qué es educación, o qué debieran pensar nuestras autoridades sobre la misma, o qué elementos no pueden faltar sobre su comprensión, qué debemos exigir en la acción escolar, de qué debemos hacernos cargo, qué no puede faltar…
Antes que todo nos obliga a replantear una pregunta primaria o genuina ¿Qué es el hombre? Porque todo proceso de educación nos obliga a guiar al hombre en su desarrollo dinámico, en su fuerza emancipadora, en su autonomía y libertad.
La educación debe promover su libertad y emancipación; debe facilitar y promover su propia naturaleza social, su relación con la comunidad o la vecindad; debe hacer de los hombres sujetos activos, ciudadanos críticos; hacer de ellos sujetos autónomos y deliberantes; debe promover el respeto a la diversidad y la identidad de cada cual.
Entonces, si miramos la educación como un bien de consumo, si seguimos en la lógica utilitaria; si nos manejamos en la fragmentación escolar; si no propendemos a la pertenencia comunitaria; si no abrimos nuestras escuelas a la comunidad; si no ubicamos la educación como un factor activo de la conciencia histórica; si no la hacemos inclusiva, entonces nuestro sistema se convierte en un rotundo fracaso, una cercenación del ser humano, una división y separación consigo mismo y una separación con los demás.
Pues resulta tremendamente importante que quienes tomen la decisión en educación sean capaces de entender la real dimensión de su gestión. El municipio y su alcaldía, y sus profitadores políticos han tenido una gran responsabilidad en el estado actual de nuestra educación. Han ignorado el hecho humano y comunitario, han ignorado la propia identidad, han ignorado el lugar, nos han ignorado, actuando siempre con una mentalidad mercantilista y obsesivamente materialista, degradando la educación pública y de coletazo a la educación de Casablanca.
Sin duda que tengo la confianza en que podamos revertir y cambiar todo esto en las próximas elecciones municipales. O seguimos mirando la educación como un bien de consumo con las mismas autoridades o buscamos una alternativa genuina y comunitaria.
Víctor Segundo Vera
Candidato a Concejal
Juntos + comunidad